Para actuar quisiéramos siempre oír la voz de Dios resonar fuerte o tener una revelación como la luz del medio día para estar convencidos de lo que haremos.
Pero cada día tenemos que tomar decisiones, aun sin oír a Dios hablar como quisiéramos, y sin tener la revelación clara como es nuestro deseo. Esto no significa que Dios no pueda revelar o dejar oír su voz. Cuando no hemos oído la voz que dice: ahora! Cuando no hemos visto la señal que dice: por aquí!, queda la sabiduría, que es el mismo proyecto de dirección de Dios para el hombre. La biblia dice: “La sabiduría clama en las calles, Alza su voz en las plazas; Clama en los principales lugares de reunión; En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones. ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, Y los burladores desearán el burlar, Y los insensatos aborrecerán la ciencia? Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré saber mis palabras. Más el que me oyere, habitará confiadamente Y vivirá tranquilo, sin temor del mal” (Proverbios 1.20-23, 33). La rectitud en el caminar del hombre es el deseo del señor siempre. Es la obra del espíritu santo que el hombre sea enseñado, guiado, consolado. La sabiduría es: conocimiento, inteligencia, prudencia. La idea no es anhelar uno de estos tres componentes, sino perseguir que la sabiduría tenga efecto cabal en nosotros. Las palabras que emplea el libro de los proverbios en nombre de la sabiduría pertenecen al mismo proyecto de dirección de Dios para el hombre del que hablo el señor Jesucristo:
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” (Mateo 7:24-27). Decir prudencia, es decir sabiduría. Jesús declara que oír su palabra y cumplirla es sinónimo de prudencia. La sabiduría es la clave para uno encaminarse firmemente en la vida. Seguridad en el andar diario, acciones saludables y decisiones firmes, son características de personas que le han dado una oportunidad a la sabiduría en sus vidas. El señor sigue con su proyecto de guianza al hombre y siempre nos da la oportunidad de tener un encuentro con la sabiduría antes de actuar, Dios nos da esa maravillosa oportunidad porque su deseo es que nos vaya bien. El siguiente pasaje nos da el primer paso para comenzar a caminar rectamente: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza (Proverbios 1.7). Siempre necesitaremos el conocimiento, la prudencia, la inteligencia; desechando los tales, pues, desechamos la vida misma.
si somos guiados por Dios todas las cosas saldrán bien, no importa cual sea la modalidad de la guianza, lo que importa es que sea Dios.
ResponderEliminarEL HOMBRE VIVE EN ESO CREYENDOSE SABIO EN SUS PROPIOS PREJUICIOS//SABIO ES AQUEL QUE BUSCA EL CONSEJO DE DIOS,ESA ES LA VERDERA SABIDURIA LA KE VIENE DE LO ALTO...LUCY ESPINAL.
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