Para actuar quisiéramos siempre oír la voz de Dios resonar fuerte o tener una revelación como la luz del medio día para estar convencidos de lo que haremos. Pero cada día tenemos que tomar decisiones, aun sin oír a Dios hablar como quisiéramos, y sin tener la revelación clara como es nuestro deseo. Esto no significa que Dios no pueda revelar o dejar oír su voz. Cuando no hemos oído la voz que dice: ahora! Cuando no hemos visto la señal que dice: por aquí!, queda la sabiduría, que es el mismo proyecto de dirección de Dios para el hombre. La biblia dice: “La sabiduría clama en las calles, Alza su voz en las plazas; Clama en los principales lugares de reunión; En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones. ¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, Y los burladores desearán el burlar, Y los insensatos aborrecerán la ciencia? Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré saber mis palabras. Más el que me oye
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